Las cosas tétricas son algo hacia o que siempre me he sentido atraída. No entiendo bien el por qué, pero nunca tuve los típicos «traumas» de pequeña por culpa del muñeco diabólico Chucky o la niña de El Exorcista. Más bien, era todo lo contrario; me fascinaban y no sentía ni un ápice de pavor.
He tenido miedos irracionales como todo crío, pero no estaban relacionados con seres sobrenaturales, fantasmas o monstruos. ¿Os acordáis de la canción del Coco que nos cantaban para dormir? No me importaba y, de hecho, me generaba mucha curiosidad.
¿Quién es ese «Coco» y por qué me quiere comer si no me duermo?

Por esta razón, me he criado rodeada de películas y videojuegos de terror. Raccoon city ha sido siempre mi lugar seguro, por irónico que suene, y Silent Hill un pilar incondicional en mi gusto por el género. Tim Burton también ha moldeado mi vida, lo quisiera o no, con Eduardo Manostijeras, Jack Skellington o Sweeney Todd.

En mi adolescencia me pegaron muy fuerte grupos como Tokio Hotel, Sum41 o The Birthday Massacre, y, para buscar mi propio estilo, me inspiré en la moda gótica que había en esos años, que era un poco distinta de la actual.
Por ello, no era de extrañar que un juego como Dredge me gustara tantísimo.

Dredge es un vídeojuego indie del género de aventuras y terror que tiene como motor principal la pesca. Puede no sonar muy convincente si esta mecánica te aburre en los videojuegos, pero te aseguro que Dredge no tiene nada que ver con los minijuegos de pesca que encuentras en otros títulos.

Nada más comenzar, encarnamos a un pescador perdido que se queda varado en un pueblo llamado Greater Marrow. Has perdido tu barco y todas tus posesiones, pero las personas del lugar parecen majas y te ayudarán a conseguir uno nuevo a cambio de algunos favores. Debes pagar el préstamo por tu nueva y reluciente nave, y también vender los peces que consigas en el pueblo.

Parece sencillo, y lo cierto es que el mar alrededor de dicho lugar es bastante tranquilo. Pero ¿qué ocurriría si decides ir más allá?

¿Qué pasa si, cuando te quieras dar cuenta, ha anochecido? Se oyen voces, bocinas de barcos, observas ondas que te persiguen… ¿Te estás volviendo loco? ¿O tal vez solo necesites atracar en un muelle cercano para descansar? ¿Es acaso todo eso…
…real?
Dredge no solo trata de comerciar con lo que pesques, sino que cuenta una historia. Es una aventura donde te toparás con otros personajes igual de perdidos que tú y que también necesitan ayuda. No recuerdas quién eres y deberás descubrirlo explorando el océano, que es mucho más despiadado de lo que podrías imaginar.
Que no te engañen sus gráficos simples o poco realistas, porque este juego destila amor por los relatos lovecraftianos y las historias de terror más siniestras. Está cuidado al detalle.

Cuando abres por primera vez el mapa del mundo, tienes la sensación de que fuera pequeño para un juego cuya mecánica es pescar y explorar sus islas. Pero en absoluto; tiene el tamaño ideal.

Para entender este aspecto del mapa, hay que tener en consideración el paso del tiempo. En la parte superior de la pantalla encuentras un reloj que te marca las horas del día, las cuales van hiladas a los movimientos y acciones de tu barco. Cuando te desplazas o pescas, pasan los minutos y, cuando te detienes, el tiempo también lo hace.

Y no transcurre despacio precisamente, así que debes saber gestionarlo muy bien. No te recomiendo descuidarte. En estos mares, las noches no conocen la clemencia.
Pronto comprenderás que las dimensiones del mapa se ajustan perfectamente al tiempo. Incluso habrá momentos en los que te faltarán horas y te tocará buscar refugio lo más pronto posible. Así que… sí, las islas que aparecen son más que suficientes. De hecho, cuando me terminé el juego, me di cuenta de que había dejado sin explorar unas cuantas de ellas.
Por no hablar de los DLC que incluyen nuevos lugares.

Otro punto que me encantó de este juego es que es un mundo abierto. Puedes ir donde quieras; no existe un progreso lineal, sino que puedes completar las misiones en el orden que consideres. Eso sí, cada archipiélago tiene una dificultad y, si no has mejorado tu barco lo suficiente, sobrevivir en esas zonas será bastante complicado.
Porque sí, puedes mejorar tu barco en los astilleros.

Cuando empecé a jugar, me costó un poco entender cómo funcionaban las mejoras, pero en el fondo son bastante sencillas de instalar. Si exploras los mares, encontrarás piezas y materiales con los que puedes desbloquear nuevas cañas, motores, focos, redes y más. También serás capaz de ampliar la bodega de tu barco y las ranuras para sumar artilugios de pesca o aparatos necesarios para tu nave.
Es un juego mucho más completo de lo que se ve a simple vista.

Algo que me encanta de los videojuegos indie es todo el amor que ponen sus creadores en ellos. Y esto no solo se nota en todos los apartados que he mencionado, sino también en la historia. En Dredge no es brutalmente compleja, pero es que no lo necesita para ser buena.
Te habla de historias secundarias que viven otros personajes a los que ayudas, y todas son «bonitas» en un sentido tétrico, trágico o tenebroso incluso. Y la tuya como protagonista no se queda atrás. No quiero ahondar demasiado en esta parte del post porque, en caso de que decidas darle una oportunidad, tienes que descubrirlas por ti mismo. Para mí, las historias fueron lo que más disfruté de la experiencia.
Sí, cada videojuego es una experiencia.

La pesca en sí no es algo a lo que preste demasiada atención en los títulos que contienen esta mecánica, ya sea en mayor o menor medida. Pero en Dredge fue adictiva. No podía parar de pescar y buscaba de forma constante mejorar mi barco con el fin de conseguir peces nuevos y por los que me pagasen una buena suma de dinero. Al fin y al cabo, gracias al dinero consigues esas mejoras en tu nave; no solo basta con aportar piezas al astillero a base de dragar tesoros.

Creo que pescar fue tan adictivo por dos motivos:

Primero, porque la mecánica es simple y nada complicada. En el momento de pescar, te aparece a la izquierda una aguja que se mueve. Tu objetivo es pulsar el botón en el momento en que la aguja coincida con las zonas verdes. Además, pescas en cadena.
Y segundo, porque no siempre lo que pescas es normal.

Lo más probable es que consigas un puñado de peces de lo más corriente, aunque algunos tengan una probabilidad mucho menor de aparecer. Pero siguen siendo pescados ordinarios. Sin embargo, como he mencionado antes, estos mares no son como a los que estás acostumbrado. De vez en cuando, puede que veas que alguno de esos peces es… «distinto».

Todo lo que pesques se guarda en un diario que puedes consultar en cualquier momento. Eso también contribuyó a que la actividad se volviera adictiva. Tiene ese toque de coleccionismo que te insta a encontrarlos a todos.
En mi caso, lo jugué en Nintendo Switch 1 y no tuve ningún problema a destacar. Recuerdo que los FPS eran estables y los gráficos se veían genial. Los controles también me resultaron bastante cómodos. Lo tenéis disponible en varios idiomas, incluido en español.
Aun así, lo podéis encontrar en cualquier plataforma actualmente, ¡y en formato físico! La edición coleccionista es una absoluta pasada, pero yo compré la Deluxe a treinta euros en su día porque la otra se salía de mi presupuesto, ya que cuesta unos cien euros aproximadamente. Eso sí, trae una de cosas… Es alucinante.

Creo que, si eres amante de los juegos de terror, de suspense o de los relatos de H.P. Lovecraft, este juego debería ser obligatorio en tu lista de pendientes. Y, si no conoces a Lovecraft o no eres demasiado fanático de Tim Burton, te lo recomiendo igualmente.
Es un videojuego muy disfrutable para cualquier tipo de jugador. A las únicas personas a las que tal vez no se lo recomendaría sería a aquellas que están empezando en el mundo de los videojuegos, porque es cierto que, al comenzar en Dredge, tampoco te explican las mecánicas con mucho ahínco. Tiene ese toque de intuición al que tan acostumbrados estamos los jugadores más asiduos.
Es un título que no voy a olvidar jamás. Y sé que me perseguirá toda la vida por culpa de sus personajes y de su estética tan macabra.
Date el gusto de dragar las profundidades de esos mares para ver qué encuentras. Pero ten cuidado. No seas imprudente.
Trata de descansar bien cuando el sol se esconda tras la linde en el horizonte.
