Hace tiempo que quiero sentarme delante del teclado para escribir las palabras que estás leyendo ahora mismo. Este análisis se me ha complicado un poco, no solo porque he estado enferma por culpa de una bacteria que tiene un nombre muy gracioso: estreptococo (parece el nombre de un ultraente de Pokémon), sino también porque me ha costado más de lo que imaginaba digerir mi experiencia con Silent Hill f.
Ha habido partes del juego que me han encantado, tanto que han superado mis propias expectativas, pero las que no me han convencido han resonado con bastante fuerza.
Si un título me gusta, no suelo dar demasiada importancia a los puntos negativos, como me ocurre con Resident Evil Code: Veronica X, ya que es un juego que necesita con urgencia un remake, pero que aprecio tanto que las cosas cuestionables terminan por no serlo tanto.

Y que conste que no estoy comparando a Silent Hill f con Code Veronica. Tan solo te aviso de que quizás sea un poco dura con la parte del texto centrada en lo que no me ha convencido, porque, en este caso, no he hecho la vista gorda.
Esto se debe a que era mi juego más esperado del año, de estos con los que cuentas los días hasta su salida.

Todos los que amamos esta saga recordamos con cariño ese directo de Silent Hill que ninguno esperábamos, pero cuya noticia nos desarmó por completo.
Sus juegos parecían un recuerdo lejano y nadie apostaba por su regreso en algún punto, aunque fuera el sueño de muchos (incluida yo). Y de pronto, nos presentaron no solo un avance, sino un puñado de ellos de varios juegos de la franquicia: Silent Hill 2 Remake, Silent Hill: A short message, Silent Hill f…
No te mentiré; tuve que ver el directo varias veces para cerciorarme de que lo que estaba ante mis ojos era real. Los juegos de mi adolescencia habían resucitado.

A pesar de que solo fue un pequeño teaser, Silent Hill f fue el que más me llamó la atención por su temática japonesa.
¿Conoces la saga Project Zero (Fatal Frame)? Es otra de mis favoritas del género de terror y cuya trilogía principal me ha regalado muchas tardes de vicio intenso. Pues Silent Hill f me recordó a estos juegos, ya que estos también están ambientados en pueblos japoneses.

No te puedes hacer a la idea del cosquilleo que sentí al imaginar un Silent Hill de la línea principal ambientado en Japón y que me hiciera revivir algo similar a lo que sentí con Project Zero.
Al pasar los meses y convertirse en una realidad, mi nivel de ansiedad por jugarlo crecía como un monstruo hambriento y sin control. No esperaba un juego con tantas ganas desde Persona 3 Reload, que vio la luz en febrero de 2024.
Soy el tipo de persona que nunca reserva videojuegos, ya que siempre los encuentro en mi tienda de confianza. Pero Silent Hill f fue la excepción (aunque reconozco que la caja metálica propició este evento). Ni siquiera cuando se lanzó el remake de Silent Hill 2 formalicé una reserva.

Sin embargo, unos pocos meses antes de su lanzamiento, Konami empezó a publicar avances del juego más centrados en la acción, y reconozco que aquí no sabía muy bien qué pensar.
Sé que estarás harto de escuchar críticas acerca del sistema de combate, pero es un punto que tengo que mencionar porque determinó bastante la forma en cómo me sentí al acabarlo.

Silent Hill f nos transporta hasta Ebisugaoka, un pueblo ficticio japonés de los años sesenta donde encarnamos a Hinako, una adolescente algo inquieta que nos mostrará cómo percibe a su entorno.
Cabe destacar que, en aquellos años, la sociedad japonesa aún se estaba recuperando de los estragos de la Segunda Guerra Mundial, se encontraba en pleno crecimiento económico y muchas mujeres quedaban reducidas a ser los floreros y cuidadoras de sus maridos. Todo esto es importantísimo en la trama, ya que tiene un peso enorme, en especial lo relacionado con el machismo.
Si decides jugarlo, verás estos aspectos reflejados en la historia y de forma magistral. Esto no es de extrañar, puesto que quien se encargó de escribir la trama fue Ryukishi07, un reconocido autor centrado sobre todo en el terror.

Tras una breve escena con Hinako y su hermana, el juego nos sitúa en un día normal en su vida.
Su padre, un hombre que al parecer las maltrata a su madre y a ella, discute con Hinako, provocando que esta salga de casa para ir a ver a sus amigos con la intención de despejarse un poco.
El gameplay comienza a los pocos minutos, donde tienes libertad de explorar varios rincones. Te recomiendo hacerlo, ya que, desde el minuto uno, el juego esconde pistas que solo encontrarás si eres curioso por naturaleza y metes las narices en cada recoveco.
No tardarás mucho en darte cuenta de que algo raro pasa en el pueblo. Hazte a la idea de que esas flores rojizas que brotan de todas partes te perseguirán allá a donde vayas, por mucho que trates de eludirlas.

Este aspecto es algo que siempre he apreciado de Silent Hill; apenas te dan contexto y enseguida te sueltan la mano para que te las apañes y empieces a comerte la cabeza con su ambientación y la historia a desentrañar.
Conforme avanzas, la trama se va retorciendo cada vez más. Con cada lugar que visitas, te asaltan nuevas dudas que añaden gasolina a las que ya tenías en la cabeza. Este fue el aspecto que más me gustó del juego: su historia y la forma en que está contada. Es de matrícula de honor.
Es mi favorita de todos los juegos existentes de Silent Hill hasta la fecha.
Supongo que el ser mujer y empatizar tanto con Hinako ha contribuido a que me llegase de esa forma. No paraba de imaginarme en su situación, en encarnar la piel de una mujer japonesa de los años sesenta, en lo que la gente esperaría de mí como tal…
Fue una pesadilla, aunque en el buen sentido. Porque eso solo significa que la historia cumplió su función, al menos conmigo.
Pero hay un aspecto que me dolió un poco siendo el tipo de saga que es Silent Hill.

Uno de los puntos fuertes de estos títulos es el terror psicológico tan inmersivo que logran con su ambientación y jugabilidad. Y Silent Hill f está muy lejos de esto, por desgracia.
Es un juego que no da ningún miedo.
Puedes sentir aversión; hay escenas que quizás te pongan el vello de punta por lo grotescas que son, pero es complicado que el terror esté presente. Y esto se debe a dos aspectos fundamentales:
- La falta de espacios cerrados y asfixiantes.
- El sistema de combate.
No digo que alguno de esos aspectos esté mal. Pero son las razones por las que este juego no daría miedo ni a los más pusilánimes.
La mayoría de los juegos de Silent Hill transcurren en espacios cerrados, salvo algunos puntos muy concretos de la historia. Pero en Silent Hill f nos encontramos el caso contrario: pasas más tiempo en exteriores que en interiores.

Esto no es necesariamente negativo. Solo que, personalmente, no me ha convencido.
Respecto al sistema de combate, debo profundizar más.
Hinako, a pesar de ser una adolescente de quince años, es capaz de realizar esquives perfectos y de aguantar cualquier cosa que se le presente. No existe la sensación de peligro. Más bien, los enemigos son los que deberían temer a Hinako.

Por poner algún ejemplo, si tomamos como referencia a James del remake de Silent Hill 2, sí que temías por su vida cada vez que te cruzabas con algún bicho. Como jugador, prefieres evitar el combate, ya que es rudo y logra generar esa sensación de debilidad ante las criaturas.
Pero con Hinako… no. Eres más resistente que una aberración de dos metros de altura.
Como digo, no es que el sistema de combate esté mal en sí, pero prefiero pasarlo mal y apretar el culo cuando muevo a mi personaje por pasillos estrechos.
Sufrí más con Leon, un miembro del cuerpo policial, en el Resident Evil 2 Remake que con una adolescente rodeada de monstruos a los que se enfrenta cuerpo a cuerpo.
Devuélvanme mi terror psicológico.

Ya que he entrado de lleno en el aspecto del combate, te contaré más sobre él. Ha sido el apartado que menos me ha gustado, y lo curioso es que no ha sido por el combate en sí mismo, sino por las cinco últimas horas de juego.
A pesar de preferir algo más rudo y no tan elaborado, el sistema que han montado en Silent Hill f no me ha desencantado del todo.
Tiene sus cosas buenas, como la posibilidad de subir las estadísticas de Hinako de salud, cordura o resistencia si rezas en hokoras (pequeños santuarios repartidos por el mapa). Es un añadido más al juego, algo fresco y diferente para la saga que no he visto del todo mal.

Pero NeoBards, ¿no te has colado un poquito con la cantidad de combates obligatorios que hay de cara al desenlace?
Mientras escribo esto me río al recordar mis enfados en toda esa parte. La de veces que he apretado el mando y rechinado los dientes cuando me aparecía un maldito enemigo… Qué desesperación, señor.
Si decides darle una oportunidad al juego, ten en cuenta este aspecto. Las últimas horas son pura acción a base de combates ineludibles. Lo cual también me sorprendió para mal, ya que Silent Hill nunca se había caracterizado por impedirte huir, a no ser que fuera un jefe.
Este punto fue el culpable de que tomara la decisión de no realizar ni la segunda ni la tercera vuelta al juego, las cuales debes hacer si quieres conocer la historia al completo. Y esto no es algo malo, sino todo lo contrario. El bucle que se crea en la historia es genial, algo muy propio de Ryukishi07.

El verdadero final lo consigues siguiendo unas pautas que te indican en el menú del juego al finalizarlo por primera vez. Si estos combates no te molestan, serás capaz de terminar el juego las veces necesarias para conocer la historia.
Otro punto que está estrechamente relacionado con mi descontento hacia el combate ha sido la escasa variedad de enemigos.
El diseño de estos es alucinante. A pesar de tratarse de aberraciones llenas de sangre, protuberancias y viscosidad, han logrado crear unos enemigos que reflejan una belleza aterradora y cruda.
Porque sí, encuentran la forma de ser «bellos» a su manera, y eso también es escalofriante.

Conforme avanzas en la historia, empiezas a comprender la naturaleza de esos monstruos. Entiendes el por qué de los «maniquíes», los espantapájaros, la embarazada, etc.
Otros no me quedaron tan claros, pero es normal al tratarse de Silent Hill; algunos dan lugar a la libre interpretación.
Sin embargo, como he mencionado hace unos párrafos, la variedad es demasiado escasa para la cantidad de combate que hay.
En títulos de la saga donde puedes eludir enemigos y no aparecen en tanta cantidad, no importa que no sean diversos. No es un punto negativo el hecho de que James se encuentre varias veces a las «piernas» o a las enfermeras en Silent Hill 2 Remake. No estás obligado a confrontarlas.

Pero en Silent Hill f, como el juego te empuja a pelear, acabas hasta el gorro de enfrentarte veinte veces al mismo monstruo en la misma zona.
Creo que los combates del juego habrían sido un poquito menos tediosos si hubiesen variado los enemigos y que no fueran siempre los mismos.

Doy por zanjado el tema del combate y pasamos a los rompecabezas.
¿Qué es un buen survival horror sin su buena dosis de puzles?
Los que encontré en este título me encantaron por lo general. Están muy inspirados en los mitos y costumbres japonesas y su estética también acompaña a la historia.
En mi caso, lo jugué en modo difícil, pero hay otro rango de dificultad aún mayor: «perdida en la niebla». Si eres de los que les gusta romperse el coco con los puzles, te aconsejo elegir la máxima dificultad. Aunque el modo difícil tampoco se queda atrás.
El que más me gustó con diferencia fue el del mural de los zorros. Si decides jugar a Silent Hill f, sabrás a cuál me refiero. Para mí, este no fue demasiado complicado mientras que otros me costaron bastante. Pero su estética y la forma en que estaba escrito me encandilaron.

Aun así, hay dos puntos negativos que debo mencionar respecto a ellos.
El primero es que he sentido que uno de ellos, uno de los más impactantes del juego, carecía de sentido en muchos momentos. Hablo del puzle de los espantapájaros.

Algunas partes de él tenían sentido, pero otras no seguían una lógica. Me encontré a mí misma avanzando a base de ensayo y error a través de los campos. Esto me dio un poco de pena porque no me había ocurrido nunca con un Silent Hill.
Pero reconozco que este aspecto es una tontería más personal que otra cosa.
Y el segundo punto negativo es que tuve la sensación de que había pocos puzles. Quizás esto se deba a que decidieran priorizar un poco más el combate.

Los personajes están muy presentes en la trama y todos ellos giran en torno a la vida de Hinako y sus traumas.
Este fue uno de los aspectos que más me enamoraron del juego. Conoces el interior de cada uno a través de templos (zonas importantes del título) y de las experiencias de Hinako. Están estrechamente ligados a la protagonista y todos tienen problemas serios que te hacen cuestionarte mil veces la trama.
Son completamente redondos, en especial Hinako, quien sufre una evolución que ni siquiera tú ves venir por culpa de todo el misterio que la envuelve.

En Silent Hill siempre han cuidado muy bien a los personajes, pero los he sentido algo más especiales en este juego. He empatizado mucho por diversas razones.
Tal vez porque no he perdido a mi hija en un pueblo fantasma, o no me he casado y he ido busca de mi mujer, o porque recuerdo mi infancia con total claridad. Pero sí he sido adolescente, sí he tenido problemas con grupos de amigos y también soy una mujer que ha sufrido machismo como todas.
Por ello, la historia me ha llegado tanto que no creo ser capaz de olvidarla.
Conforme pasan las semanas, me doy cuenta de que guardo un recuerdo mucho más bueno de este juego del que tenía cuando lo acabé. Porque insisto, cuando lo terminé, sentí un agobio bestial. Pero la historia es tan buena que ha conseguido opacar esos aspectos negativos del combate.

En conclusión, Silent Hill f es un título que deja a un lado el terror psicológico para centrarse más en la acción, con rompecabezas muy originales, aunque escasos, y una historia magistral contada a través de bucles y personajes inolvidables.
Si eres fan del terror y, al mismo tiempo, disfrutas de una buena dosis de acción en combates, te lo recomiendo. Pero si prefieres un sistema de combate más rudo y propio de los Silent Hill clásicos, te recomendaría leer algunas opiniones más antes de tomar la decisión de comprarlo.
